A medida que pasa el tiempo, la calidad de nuestra piel disminuye. Esto es debido a la pérdida progresiva de dos componentes que le aportan firmeza y elasticidad: el colágeno y la elastina. A partir de los 25-30 años, las células que se encargan de sintetizar estas sustancias, los fibroblastos, van disminuyendo su función, por lo que empezamos a ver los primeros signos de envejecimiento. Con los estimuladores de colágeno conseguimos volver a poner en marcha ese mecanismo regenerador, a través de la estimulación del fibroblasto. Con esto, conseguimos estimular la producción natural de colágeno y prevenir y tratar la flacidez.